viernes, 27 de julio de 2012

Permuticopia

Hartos de reptar como aves, arrancan la piel a escarchas; amamantan crías de tiburón sin poseer dientes agudos. Hartos de bucear, de sumegirse en ácido y en cuajo caliente, buscan y ahuyentan sus propios huesos y músculos, gritan y huyen de su propia vorágine. 
Hartos gritan ¡allá!; más acá no aparece, y muere constante: ante tanto vacío, velludo y veloz, viviente en el vaso de vidrio vacia el dolor. Y miran, y escrutan con las lentes confusas, cambiadas; llevan en la voz el aire no ajeno, el pelo y el cuerpo contentos.

Hartos de balbucear
palabaras sin fondo
fondo sin 
pozo.

Hartos de hablar como patos
mas siendo aún en esencia
ratas y gatos.

Permutados, son aquellos los que con el paladar alcanzan el fruto, alcanzan las uvas de Baco, el cénit, las colmenas y el colmo. Son aquellos que besan paredes y piensan en hijos de óleo, en presas de carne y neón.

Aquellos son los que con la voz apagada, encienden los sueños vagantes en busca de sed, aquellos que cantan y luego no piensan, aquellos que apagan y palpita en su cuerpo su tez.
Aquellos son ellos, los ellos, los ¡qué! los vastos cabellos de ellos y ¡quién! de aquellos que gritan y otean: sus ojos cosidos a los ojos de él.