martes, 2 de octubre de 2012

02

En este pulso vacío
caen llantos y
el más mísero
se ahoga en su abundancia.

En este planetarium
de nada más que cielos oscurecidos
aún llama la voz
al vacante ventrílocuo.

Y devoran ojos
y muecas y bronquios
y entre sus dientes
castañean melodías siniestras.

Y casi todo es ver
con el aliento
y beber sol
con los oídos.

Y todo es casi luz
casi agua
casi  tundra vacía
casi amor.

Y aquel que llora en su causa
perece en su ser.