En este pulso vacío
caen llantos y
el más mísero
se ahoga en su abundancia.
En este planetarium
de nada más que cielos oscurecidos
aún llama la voz
al vacante ventrílocuo.
Y devoran ojos
y muecas y bronquios
y entre sus dientes
castañean melodías siniestras.
Y casi todo es ver
con el aliento
y beber sol
con los oídos.
Y todo es casi luz
casi agua
casi tundra vacía
casi amor.
Y aquel que llora en su causa
perece en su ser.