domingo, 29 de abril de 2012

Es

Es tan

frío como atrayente, burbujeante en su más estado puro: raíces de savia pura ensalzadas en pasmos celéricos.

Es simbiosis eléctrica. Es savia y saliva dulce, adicción encadenada a desvelos y a sueños tácitos; rauda belleza. Es pasión ¡y qué más!, efímera y muerta constante, es hiel dulce, ¡cóncavas raíces entrelazas en los pies del Edén! Es alma, son carnes, fauces distantes, cortantes, amenazantes... y hechizantes. Es corazón vacío, y alma llena, colmada de desenfreno y des-espera. Es frío común, hielo derretido, mas un fuego extinguido. ¡Es tan confuso! ¡Es tan inevitable! ¿No podemos, transformarlo en masticable, como al verso al mismo tiempo, en asonante? Es mente engañiza, ¡maldita! Cómo sabe bien lo que hace temblar los corazones, ¡pobres de ellos! Y aún más de sus dudosos dueños destructores.

Es confusión. Confusión ignorada, confusión exigida, palpitante, constante... es confusión. Mas no hubo jamás confusión tan fatídica, ni tan hermosa.

Es aliento mermado, es salado. Es vaho caliente sobre los párpados; sobre la piel, sobre la carne desnuda. Es miel, y es ácido. Es geométrico, y pies enlazados, es embriagadez, y es halo. Es.

jueves, 26 de abril de 2012

Como ratón experimentado

    Correteando,
 sus piececillos resonaban a la vez que dejaban una huella viscosa de tierra sucia y migas de pan. Cual húmeda esponja en bañera ajena, las ventosas de sus dáctiles tardaban en escarcharse al plano suelo forrado en ceniza antigua, y, con temerosa vacilación en sus pasos, meneaba para un lado y para otro, los ojos como dos relojes de cuerda. Pequeño y orejudo, saludaba la mordaz trampa con un vahído de desenfreno. "¿Quién eres tú, maldita, para hacerme dudar de mi inconsistencia? ¿Acaso no soy sólo más que rata y hueso, y carne encerrada? ¿Acaso tú teniendo menos seso, tengo yo más ignorancia?"decíase con aire socrático, mas solo llegaba a nerúdito avispado—. ¿Acaso no tengo razón de ser? Mírala, mírate, ni te da vergüenza corromperle, ¡ni le da a él! Sus ojuelos miraban, y comían y no podían por tener ésta llena de hiel helada y espumarajo verbal. Ni vio el queso encerrado en los brazos del amante, ni vio la soga al cuello de él. Su ávida y lujuriosa cabecilla acarició lentamente el suelo, tras el que se asomaba un precioso amanecer.



PD: Yo lo llamo pseudo-proesía