es la morada del ogro
que muge yermo de altas coces
que lo elevan al azul.
Una vez allí
cae estrepitosamente
contra el suelo.
Llora, y no le hago caso porque su nariz sangra sangre púrpura
de la que nacen quimeras centinelas que
custodian su agonía.
La imagen se
desvaneceporquenoexiste.
Y en el interior del zulo que me habita las gotas cuajadas reflejan el fin
de una era.
El pez me contagia, la medusa me lanza su sangre y la inserta en mi vena vacía,
¿por qué no lo evito? La cueva guarda en su seno la luz,
los cerebros inmolados centinelas.
Tus escritos son tremendamente geniales. Con un léxico exquisito.
ResponderEliminar